Diferentes enfoques en psicoterapia 2: Las tradiciones Psicodinámica y Humanista

En este post quiero haceros una breve introducción a las escuelas Psicodinámica y Humanista en Psicología.

Comenzando con la corriente Psicodinámica, las diferentes terapias que la conforman hunden sus raíces en el psicoanálisis de Freud, que surgió en los primeros años del siglo XX. Freud fue, en realidad, el creador de la psicoterapia moderna (antes de él los tratamientos para problemas psicológicos eran exclusivamente «médicos» y no particularmente eficaces), así que es sorprendente que en las facultades de Psicología en España, el psicoanálisis ni siquiera figure en el plan de estudios como asignatura obligatoria. El motivo de esta defenestración no es otro que el hecho de que sus teorías, si bien en algunos aspectos validadas posteriormente por la psicología científica, no tienen un fundamento científico, sino que, en su versión original, estaban basadas en las observaciones clínicas de Freud y su peculiar concepción del ser humano.

No obstante, en los últimos años han surgido enfoques psicodinámicos que incorporan elementos de la Teoría del Apego -originalmente formulada por John Bowlby- como la Terapia Basada en la Mentalización, de Fonagy. Estos enfoques sí están más sólidamente basados en la evidencia.

Las teorías iniciales de Freud han sido desarrolladas, incluso directamente cuestionadas, por sus numerosos discípulos, dando lugar a distintos modos de entender y practicar el psicoanálisis desde su origen hasta la actualidad. Actualmente, el psicoanálisis convencional convive con otras terapias psicodinámicas más centradas en aspectos relacionales y orientadas al presente que las formas originales de análisis.

El objetivo de las terapias psicodinámicas es, de alguna forma, traer el inconsciente del individuo a la consciencia. Para ello, en las terapias de corte psicoanalítico se explora en profundidad el pasado y los primeros vínculos relacionales (padres, cuidadores, etc.), bajo la premisa de que los problemas actuales que experimenta el paciente tienen normalmente su origen en experiencias complejas o traumáticas vividas en la infancia.

El terapeuta, en el psicoanálisis tradicional, ostenta el papel de «experto» e «interpreta» las verbalizaciones del paciente para ayudarle a alcanzar un mejor entendimiento sobre la causa de sus problemas. Esta concepción original ha ido evolucionando hacia formas más horizontales y colaborativas de relación terapéutica.

Por último, la duración de las terapias de corte psicoanalítico es generalmente larga (años).

La tradición Humanista en psicología surge en Estados Unidos en los años 60, como alternativa tanto al Conductismo como al Psicoanálisis, que eran las dos corrientes psicológicas imperantes de la época. Las terapias humanistas -entre las que destacan la Terapia Gestalt, de Fritz Perls, la Terapia Centrada en la Persona, de Carl Rogers y la Logoterapia, de Viktor Frankl-, se desarrollaron en el contexto del movimiento liberal norteamericano de la década de los 60, la corriente filosófica existencialista y las tradiciones contemplativas orientales que comenzaron en esta época a ser importadas a Occidente.

Los psicólogos humanistas asumían, en gran medida, que el ser humano es demasiado complejo para ser estudiado con el método científico y que las cuestiones vitales fundamentales (la muerte, la soledad, la enfermedad, etc.) no son susceptibles de análisis desde esta perspectiva.

Las terapias de corte humanista parten de la idea de que todas las personas tenemos una innata capacidad de autorrealización, y realmente sólo necesitamos las condiciones propicias para poder desarrollarla.

La relación terapéutica cobra en esta corriente una importancia nuclear, y se llega a considerar, en ocasiones, el principal recurso terapéutico. El paciente comienza a denominarse «cliente», y se pone el foco no en lo «patológico» de su conducta sino en su potencial.

Las terapias humanistas también se denominan «experienciales«, porque entienden que para que se produzca el cambio terapéutico, es necesario evocar las emociones del cliente durante el proceso de terapia y no solo hablar de ellas de modo intelectualizado.

Las terapias humanistas están más centradas en el presente que las de corte psicodinámico, pero también en ellas se lleva a cabo una exploración profunda y detallada de la historia personal y de los primeros vínculos afectivos.

Por último, los procesos terapéuticos dentro de esta corriente, tienen una duración media/ larga (meses o años).

Si bien las terapias de corte psicodinámico y humanista son adecuadas para un amplio rango de problemas psicológicos, hay que tener en cuenta que son procesos normalmente largos y con foco generalista. Si tu necesidad es abordar de forma relativamente rápida una conducta problemática, estarían más indicadas las terapias dentro de la tradición cognitivo-conductual, de las que os hablé en el post anterior.

Aquí finalizo el recorrido iniciado en mi anterior entrada sobre las principales escuelas psicoterapéuticas en la actualidad. Espero que os haya resultado interesante y que os ayude a tomar una mejor decisión a la hora de buscar ayuda psicológica.

Comparte en tus redes sociales:

Facebook
Twitter

Noticias relacionadas